Dicen de Adele que sabe de sobra lo buena que es. No desde un punto de vista pretencioso, sino desde la autoaceptación del talento que, innegablemente, hay en ella. Ni le tiene miedo ni lo exhibe como un pavo real, simplemente es una herramienta de trabajo – muy útil – que la ha colocado en los números uno de medio mundo. O casi.
Sin embargo, la sobreexposición a la que se ha visto sometida tras el éxito de 21 aumentó proporcionalmente sus problemas de garganta, obligándola a retirarse prudencialmente una temporada para poder solucionarlos a través de una cirugía que salió según lo esperado. Por mucho que le deseemos una rápida y total recuperación, algunos culos inquietos ya se andan preguntando qué planes tiene con vistas a un nuevo álbum. Mucho me temo que tendremos que estirar 21 hasta la saciedad.
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