Lady Gaga pinchó, para mí y para alguno más, seguro, en su segundo disco. Born This Way se me hizo aburrido, salvo un par de excepciones, y monótono a más no poder. Se le fueron de las manos las influencias de los ochenta y el resultado sólo brilla por momentos cuando actúa en directo, donde sigue derrochando carisma y un talento vocal envidiable.
Ahora bien, cuando te encuentras con que Lady Gaga ha filtrado un tema por Navidad, a modo de regalo para sus little monsters, y te topas con algo como ‘Stuck On Fuckin’ You‘, empiezas a pensar en por qué tomó el camino de Born This Way y no éste. Lo primero, porque suena radicalmente más original que cualquiera de los temas incluidos en su último álbum. Por primera vez en mucho tiempo, me creo a Lady Gaga, no al esperpento que aparece cada dos por tres con modelitos imposibles tras los cuales ya sólo queda extravagancia vacía, sino a una artista sencilla, sincera y muchísimo más atractiva.
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