sábado, 24 de noviembre de 2012

Mika no perdona una fiesta ni con la voz "al 70 por ciento"


El cantante británico Mika. EFE/Archivo


Ni con la voz mermada tras su concierto de ayer en Lisboa ha querido Mika, el Elton John amable y popero de la última hornada británica, cancelar su concierto de esta noche en Madrid que, gracias a la entrega del artista y de su público, ha acabado convertido igualmente en una fiesta.
"Este concierto he estado a punto de no hacerlo", ha anunciado en español el cantante, que a pesar de reconocer que su voz no estaba "al cien por cien", ha señalado que su "conciencia" le impedía anular su cita en la sala La Riviera y que, incluso "al 70 u 80 por ciento", confiaba en que el concierto sería posible.
Cierto es que no ha sido el más apoteósico ni el más vistoso de sus shows españoles (él mismo recordaba hace poco para Efe lo especial que fue su último concierto en el Low Cost de Benidorm, con aquel gigantesco fondo de flores).
Tampoco han sido espectaculares las ventas de su tercer y último disco, "The origin of love" (Universal), el trabajo que venía a presentar y del que han sonado más de la mitad de los cortes.
Pero la entrega de Michael Holbrook Penniman, alias Mika, su concepto lúdico del espectáculo, su complicidad con el público y sus cinco versátiles músicos, además de una ristra de grandes éxitos indicados para el "buen rollo" han hecho que tras hora y media de música, los aplausos hayan sido tan generosos y sonoros como la actuación, salvando los inconvenientes.
La cita ha comenzado por todo lo alto con uno de sus temas más conocidos, "Relax, take it easy", de su primer álbum, "Life in cartoon motion", del que vendió lo que quiso y que le deparó un premio Brit al mejor artista revelación.
Pese al intento de reventar el pabellón desde el principio, a Mika -con estética "bebop"- apenas se le oía (luego se ha entendido por qué) y, quizás por ser la primera canción, ha resultado más castigada por esa difícil acústica de la sala, que exige siempre sobreesfuerzos a los técnicos de sonido.
A partir de ahí, la tendencia y la energía han ido en ascenso, con la reciente "Lola", las notas tropicales de "Blue eyes" y "Popular song", momento en el que han aparecido sobre el escenario una docena de jóvenes de un coro madrileño, vestidos con túnicas moteadas a juego con el decorado de fondo.
Uno de los bloques más redondos del concierto ha llegado con el estribillo jubiloso al estilo de los Beatles de "Billy Brown", la popular "Rain" y "Big girl (you're beautiful)", con un Mika imparable que igual brincaba, tocaba el piano o bailaba encima de él y con una audiencia que respondía con saltos y palmadas.
"Hace un poco de frío", ha señalado el artista como justificando que sonara en ese momento la recogida e íntima "Stardust". En su desnuda interpretación no se ha ahorrado la voz (y eso que ocasionalmente se llevaba la mano a la garganta) y el calor de la gente ha retornado en forma de más aplausos y de mecheros en alto.
Tanta entrega le ha jugado alguna mala pasada, como en la épica "Underwater", que le ha obligado a apoyarse más de una vez en las voces del público.
"Ustedes son el público perfecto, porque incluso si no tengo mucha voz, me siento perfectamente confortable (sic)", les ha reconocido el artista, nuevamente en castellano, como en casi todas sus intervenciones, incluso en el estribillo de "Only love you when I'm drunk", convertida esta noche en "Solo te quiero con una copa de más".
Muchos más han sido los momentos a destacar, como la batalla de pianos de "Stuck in the middle" o la atronadora percusión de "Love today", a la que han seguido "Origin of love" y, en francés, "Elle ma dit", en el que se le ha vuelto a romper la voz.
Recuperado, el final de fiesta ha sido memorable, con el primer éxito de su carrera, "Grace Kelly", además de "Celebrate", perfecto fin de fiesta para un viernes en Madrid si no fuese porque aún ha dado tiempo para unos bises con "Lollypop" y "We are golden".

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