Lucio Dalla (1943-2012) hizo honor hasta el final a sus principios musicales, cuando la muerte se le pareció en la ciudad que acoge el Festival de Jazz más importante de Europa.
Cantautor siempre con un pie en la música afroamericana, como Paolo Conte, con quien compartió afinidad por el guitarrista Jimmy Villoti, Dalla se movió muchas veces a contracorriente, como Franco Battiato, consciente quizás de encontrarse casi por accidente en un mundo, el del pop comercial, ajeno a sus orígenes artísticos.
Un gran descubrimiento
Descubierto por el gran Gino Paoli, Dalla pertenece a la estirpe de los mejores artistas del pop transalpino del siglo XX, al lado de los antes citados o de Lucio Battisti, emparentado incluso en sensibilidad y herencia musical con otros gigantes como Celentano o Modugno.
Aquí muchos le conocieron por su Caruso, ese emotivo homenaje al divo del bel cantoincluido en el álbum DallAmeriCaruso, de 1986, y popularizado por el mismísimo Luciano Pavarotti, pero Lucio seguro que prefiere que se le siga recordando más como elcantautor que buscó en los recovecos del amor desde los parámetros del jazz, el compositor inspirado y el vocalista telúrico que siempre prefirió el clarinete y el piano a la guitarra, el hombre sencillo que mantuvo la ilusión por expresarse en los escenarios hasta el último aliento. Lucio, amico, balla balla ballerino.
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