Los lugares comunes en la música, al igual que en el resto de campos,
están para ser idolatrados, mantenidos y ante cualquier indicio de
desconfianza: un no tienes ni puta idea de lo que hablas (o tienes
envidia). Daft Punk son uno de esos cruces de camino,
de grupos convertidos en iconos pop sin atisbo de duda del por qué, si
hay algo más allá de ellos, de no me gusta la electrónica, me gustan
estos dos franceses. Ese primer enlace a una escena tan necesario como
corto para la vaguedad o indiferencia de algunos. Daft Punk son uno de
esos lugares comunes en los que había que adorar a alguien fuera de los
sonidos de siempre y qué mejor que ensalzar a dos tíos con cascos de
robots futuristas.
Volvemos a 1997, un año en que la escena electrónica comienza a
despertar a nivel masivo con varios pelotazos. Es un año clave para la
industria de dicha escena, que no para la calidad de ésta, que ya
llevaba décadas mereciendo su reconocimiento en forma de iconos pop,
categoría que curiosamente explotan al mismo tiempo The Chemical
Brothers, con Dig Your Own Hole (1997, Virgin), The Prodigy, con The Fat
of the Land (1997, XL), o los propios Daft Punk con su debut, Homework
(1997, Virgin). Tres nombres que en tres días iban a ser conocidos
hasta por el más neófito musical. Tres nombres que contaron con el apoyo
de grandes empresas tras ellos.
La electrónica en 1997 entró a múltiples hogares y discotecas ajenas
a ella de la mano del Big Beat y de la mano de las multinacionales que
siempre saben dónde se puede hacer caja. El Big Beat podría ser
considerado el Brostep, el Electro House, el Complextro o el Fidget
House (o cualquier etiqueta inventada y relacionada) de nombres que
suelen ser negados por parte de los puristas electrónicos de este
momento, como son Skrillex, deadmau5, Crookers, Justice, Steve Aoki y
otros cuantos que juegan en la misma liga y tienen las mismas
similitudes que los Daft Punk, los Chemical y los Prodigy de su momento
(Fatboy Slim lo petaría en 1998). Ruptura del mercado y éxito en ventas
con un sonido explotado de la escena underground.
Homework ha llegado a facturar 1,8 millones de discos en todo el mundo, según la Billboard de diciembre de 2000 (en 1998, Billboard decía 1,3 millones). Según Virgin, Homework había vendido dos millones de copias en febrero de 2001.
Homework puso en formato largo una ristra de hits para consumir en un
género donde los 12” eran (y siguen siéndolo, aún en menor medida) su
salida habitual, llegando al álbum con mucho relleno con el cual
aburrirse.
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